En un escenario de crecientes tasas de divorcio en Brasil – la última encuesta del “IBGE Estadísticas del Registro Civil” registró un aumento del 16,8% en 2021 en comparación con el año anterior – es necesario prestar atención a las cuestiones relacionadas con la vida de los hijos menores de edad, especialmente cuando se enfrentan a demandas contenciosas.
La planificación parental debe ser discutida por los padres antes de concebir hijos. Sin embargo, la realidad demuestra que las decisiones y elecciones sobre la vida de sus hijos a menudo se toman sin la planificación y la consciencia esperadas. Ante conflictos y separaciones, la toma de decisiones se vuelve aún más difícil.
Cuando surgen conflictos, no es raro encontrar padres que pasan por encima de sus deseos personales y utilizan a sus hijos para dañar a su ex pareja, lo que deja a los niños, niñas y adolescentes en una situación de vulnerabilidad, impactando considerablemente el bienestar y el sano desarrollo de sus hijos menores.
Es precisamente en este escenario de ruptura de la relación de los padres, ya sea conflictiva o consensuada, que la creación de un plan de crianza puede resultar una herramienta valiosa para mitigar los impactos de los cambios y ajustes que serán necesarios ante la nueva rutina de la familia.
El plan de parentalidad, además de abordar cuestiones básicas como la custodia, el régimen de visitas y la pensión alimenticia, puede abordar y ayudar a la familia a estructurar otras cuestiones relacionadas con la crianza de los hijos de forma armoniosa, especialmente en el interés superior del niño, niña y adolescente.
Optar por la elaboración asistida de un plan de parentalidad (idealmente de forma conjunta por un abogado y un psicólogo) favorece que los padres puedan ejercer adecuadamente su patria potestad, sin transferir la toma de decisiones a un tercero (en este caso, un juez), por no hablar de los beneficios para los hijos, que podrán superar este momento de transformación con un mayor apoyo emocional de sus padres.